76. SAN PEDRO Y SAN PABLO TEPOSCOLUL
PUEBLO MÁGICO DEL ESTADO DE OAXACA

A partir del dos mil quince,
fue este sitio declarado
Pueblo Mágico, fundado
hace casi cinco siglos,
de mil historias testigo,
un honor muy bien ganado.

San Pedro y San Pablo es Pueblo
Mágico y reconocido
por su colonial estilo,
la belleza de sus templos,
los vestigios de otros tiempos,
y sus ámbitos tranquilos.

Ex convento de San Pedro
y San Pablo, la Capilla
de Santa Gertrudis, brillan,
como bellas obras de arte,
que nos convocan y aparte,
nos colman de maravilla.

El Convento Dominico,
otro sitio interesante,
para viajeros amantes,
de clásica arquitectura,
de la cristiana cultura,
y su pasado radiante.

De este Pueblo oaxaqueño,
la “Casa de la Cacica”,
palacio que ejemplifica,
la mezcla de dos culturas,
que en estas salas perduran
y el pasado glorifican.

A San Pedro y a San Pablo,
Teposcolula celebra,
apostólica pareja,
la Virgen de los Dolores,
engalanada de flores,
todo el pueblo la festeja.

Teposcolula, del náhuatl,
“cercano a la torcedura
del cobre”, de la cultura
antigua de los mixtecas,
cuyos hermanos aztecas,
vencieron con su bravura.

Se encuentra el Cerro Peñasco,
al sureste del poblado,
en los días despejados,
se observa la cordillera,
y el espacio pareciera,
por mil cerros coronado.

Es región pródiga en flores,
siempre vivas, azucenas,
crisantemos, noche buenas,
jacarandas, matorrales,
hay plantas medicinales,
y verdor a manos llenas.

Paraíso oaxaqueño,
San Pedro y San Pablo ofrecen
escenarios que enaltecen
el espíritu, experiencias
inolvidables, vivencias,
que quedan y agradecen.

El Estado de Oaxaca,
un mundo de diversiones,
sus museos y colecciones,
colosal arquitectura,
festivales y cultura,
y preciosas tradiciones.

San pedro y San Pablo es sitio,
que abunda en celebraciones,
fiestas, danzas, tradiciones,
religiosas y paganas,
que imitan las cortesanas,
y europeas contorsiones.

Van de fiesta las mujeres,
muy vestidas de colores,
máscaras y prendedores,
trajes de olán y solapa,
camisa brillante y capa,
y bombachos los varones.

No menos recomendables,
las lindas artesanías,
fina talabartería,
tejidos y deshilados,
obras en palma y bordado,
y preciosa orfebrería.

Las comidas más sabrosas:
son los chiles y los moles,
los tamales de frijoles,
dulces de leche quemada,
las jaleas y revolcadas,
y suculentos elotes.